Los gendarmes advierten que la crisis salarial y laboral es insostenible, ya que sus ingresos no alcanzan para cubrir necesidades básicas, especialmente en ciudades como Rosario y Buenos Aires, donde los alquileres superan el 60% de sus salarios. Un recibo de sueldo de enero muestra que un suboficial cobró $978.665 brutos, pero tras descuentos, el neto fue de $782.775. La falta de incrementos salariales significativos y los aumentos en el costo de vida han llevado a muchos efectivos a buscar trabajos extra para sostener a sus familias.
Otro de los principales reclamos es la sobrecarga horaria, ya que exigen no superar las 48 horas semanales y recibir compensaciones por desempeñarse en zonas críticas. A pesar de la creciente demanda de seguridad, el último aumento recibido fue de apenas un 2% en noviembre y un 1% en diciembre, además de un bono de $30.000 a fin de año, lo que consideran insuficiente.
La protesta se realizará el 25 de febrero frente a comandos regionales de la Gendarmería Nacional en distintas provincias. Los organizadores buscan visibilizar la difícil situación que atraviesan los efectivos y presionar para obtener respuestas concretas. Advierten que, si no hay soluciones, cada vez más gendarmes dejarán la fuerza ante la imposibilidad de sostenerse económicamente.
En medio de la protesta, el Gobierno anunció un incremento del 5% en los sueldos básicos y sumas especiales para las fuerzas de seguridad nacionales, que se aplicará en marzo. Sin embargo, los gendarmes consideran que esta suba es insuficiente y no soluciona la crisis económica que atraviesan. Advierten que, sin mejoras sustanciales, cada vez más efectivos abandonarán la fuerza por no poder sostenerse económicamente.